La Gobernación del Meta participó en una visita técnica al sistema Chingaza, atendiendo la invitación de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB). El objetivo fue verificar el funcionamiento de esta infraestructura estratégica y su influencia sobre el río Guatiquía, afluente vital para el suministro de agua en Bogotá y Villavicencio.
Durante el recorrido se revisaron los procesos de captación y descarga del Guatiquía. Se confirmó que el río nace en el páramo de Chingaza, recorre cerca de 60 kilómetros y tarda entre 7 y 9 horas en llegar a Villavicencio. En la cuenca alta no supera los 8 metros de ancho, mientras que en el piedemonte llanero puede alcanzar hasta 500 metros.Según la EAAB, la mayor producción de agua no se da en la parte alta, sino en la cuenca media, donde confluyen varios afluentes y las lluvias son más intensas. Allí se registran precipitaciones anuales de hasta 5.900 milímetros, frente a los 1.800 milímetros que se presentan en el páramo.
El sistema Chingaza capta parte del caudal del río Guatiquía a través de un túnel de 3,9 metros de diámetro que conduce el agua al embalse de Chuza, mientras garantiza un caudal ecológico no inferior a 530 litros por segundo.
Gracias a este aporte, el sistema asegura el suministro de agua potable a más de 7 millones de habitantes en Bogotá y 11 municipios aledaños, además de reforzar el acueducto de Villavicencio mediante la bocatoma de Quebrada La Honda.
El embalse cuenta con dos válvulas de descarga:
- Una de 8 pulgadas, que libera de forma constante 800 litros por segundo.
- Otra de 24 pulgadas, con capacidad de evacuar hasta 39.000 litros por segundo, usada solo en casos de emergencia.
De acuerdo con el plan de contingencia de la EAAB, los protocolos incluyen reducción progresiva de la captación y apertura controlada de la válvula de 24 pulgadas si el embalse alcanza niveles superiores al 95 % de su capacidad.
Los estudios técnicos indican que, incluso en el escenario más alto de descarga, el nivel del río Guatiquía en Villavicencio aumentaría entre 45 y 50 centímetros, sin representar riesgo para las comunidades ribereñas.
La presa del Chuza tiene un diseño piramidal y cuenta con monitoreo permanente. En 42 años de operación no ha registrado fallas ni emergencias, lo que refuerza la confianza en su solidez estructural, incluso frente a sismos.
La visita técnica concluyó que el sistema Chingaza opera bajo estrictos protocolos de seguridad, y que las descargas, de llegar a ser necesarias, serían controladas. De esta forma, la Gobernación del Meta reiteró que no existen riesgos de crecientes súbitas para las comunidades ribereñas del río Guatiquía.
No hay comentarios
Tu opinión es importante, compártela con nosotros, guardando respeto por los demás y cuidando tu lenguaje