"El pensamiento digital es la capacidad de las personas para interactuar, crear y capturar valor en un mundo digitalizado" (Silva, 2018). Su desarrollo termina siendo un desafío muy grande; por eso, adaptarse y anticiparse a las necesidades cambiantes nos impulsa a ser más conscientes de la transformación digital. No se trata de ser un genio con muchos conocimientos técnicos; más bien, es la forma en que abordamos un problema y gestionamos una solución eficiente haciendo uso de la tecnología.
Desarrollar el pensamiento digital abarca cuatro competencias importantes: la capacidad de comprender las necesidades, la habilidad para elegir las herramientas tecnológicas a partir de ellas, la capacidad de poner en acción soluciones haciendo uso de estas herramientas y la habilidad de tomar decisiones basadas en el análisis de los datos recolectados en el proceso. De acuerdo con lo anterior, Pérez (2022) refiere precisamente que estas competencias promueven la agilidad, la colaboración, la gestión del temor al cambio y, finalmente, la confianza.
A raíz de la pandemia, en la ciudad de Villavicencio, Meta, nació una iniciativa que busca apoyar a las personas y las empresas en su adaptación tecnológica, enseñando y facilitando procesos de transformación que puedan innovar y hacer las cosas más fáciles mediante un correcto uso. Explican que, para iniciar el desarrollo del pensamiento digital, hay que entender que el principio de la tecnología no es que nosotros nos obliguemos a adaptarnos a ella, sino, por el contrario, es la tecnología la que se adapta a nuestras necesidades y niveles de comprensión en su uso. El enfoque debe permanecer en la pregunta: ¿Cómo puede ayudarme la tecnología a hacer las cosas de una forma más sencilla? Con este mismo concepto, grandes inventos como la rueda o la imprenta fueron permeando poco a poco la cotidianidad, y hoy es impensable un mundo sin ellos.
Cada vez que tomamos conciencia de que la tecnología no está en una dimensión desconocida, sino más cerca de nuestra realidad, podemos pasar a ser partícipes de sus múltiples aplicaciones. El siguiente paso es identificar el valor en su uso más allá del entretenimiento, la diversión o el consumo de cualquier tipo de información. La clave es identificar las barreras que tenemos y buscar la manera de encontrar soluciones con su aplicación. Para eso, hay que estar muy dispuestos a aprender, ya que uno de los elementos fundamentales en construir un pensamiento digital es el autoaprendizaje y la autorregulación.
Si tienes una idea o alguna dificultad en la que necesitas aplicar el uso de la tecnología y no sabes como hacerlo, podrás recibir una asesoría inicial gratis a haciendo clic en el botón:
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