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Familia metense halló a familiar desaparecido gracias a la búsqueda inversa

Durante años, el Monumento 14 del Cementerio Central de Neiva guardó respuestas que cientos de familias colombianas esperaban. Una de ellas era la de un joven desaparecido a los 23 años, recientemente identificado y entregado en el departamento del Meta, donde sus seres queridos pudieron despedirlo y darle una sepultura digna.

El cuerpo había sido inhumado en 2008 como persona no identificada, en la bóveda 215 del camposanto huilense. Ese registro, conservado entre cientos de expedientes, permitió a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) reconstruir su identidad. Detrás del hallazgo hay un trabajo forense detallado y una decisión judicial que protegió el lugar como escenario clave para la búsqueda de víctimas del conflicto armado.

La intervención en el cementerio fue ordenada por la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que desde 2021 adoptó medidas cautelares para preservar las zonas donde podrían estar víctimas de desaparición forzada. Las familias que por años acudieron a ese sitio lo bautizaron “No me olvides”, un nombre que resume el esfuerzo colectivo por mantener viva la memoria de quienes aún no regresan.

El joven, cuyo nombre se reserva por solicitud de sus familiares, fue identificado mediante la revisión de necropsias, cotejo de huellas y análisis antropológicos que confirmaron la correspondencia entre las características biológicas y los registros forenses. El proceso combinó la rigurosidad científica con el propósito humano de devolver un nombre y una historia.

Superada la identificación, vino el desafío de encontrar a su familia. A través de la metodología de Búsqueda Inversa, la UBPD, la JEP y Medicina Legal lograron rastrear a sus allegados con el apoyo de la Unidad para las Víctimas (UARIV). Esta estrategia, basada en el cruce de datos entre personas ya identificadas y reportes de familiares que siguen buscando, permitió ubicar a los seres queridos en el Meta y organizar la entrega digna.

“Tus chistes, tus bailes, tus ocurrencias y esas noches descalzos celebrando la vida quedaron tatuados en mi corazón… Aunque ya no estés físicamente, tu presencia sigue viva en cada recuerdo”, expresó una de sus hermanas durante las exequias en Villavicencio.

El joven había nacido en 1978 y desapareció en 2001. Siete años después, fue sepultado sin nombre en Neiva, a cientos de kilómetros de su hogar. Dos décadas más tarde, su familia por fin pudo despedirse, cerrar la espera y comenzar un nuevo duelo con la certeza que por años se les negó.

El magistrado auxiliar Ricardo Ordoñez, del despacho del magistrado Raúl Sánchez Sánchez, destacó el sentido restaurativo del acto:

“Hoy damos un paso en la construcción de una sociedad que se restaura a través de pequeños actos de memoria. Entregar para seguir adelante es también un gesto de verdad, reparación y no repetición.”

Desde que se ordenó la medida cautelar para proteger el cementerio en agosto de 2021, se han exhumado 97 cuerpos, y diez familias han recibido los restos de sus seres queridos. Entre abril y septiembre de 2025 se recuperaron 48 cuerpos adicionales con el apoyo de once comparecientes que colaboran con la justicia en la reconstrucción de la verdad sobre asesinatos y desapariciones presentadas falsamente como bajas en combate.

Según cifras de la UBPD, en el Cementerio Central de Neiva permanecen alrededor de 200 cuerpos sin identificar, y en todo el Huila más de 1.575 personas continúan desaparecidas. A nivel nacional, la cifra asciende a 132.877 víctimas del conflicto armado.

La Búsqueda Inversa ha publicado hasta ahora 102 perfiles en su plataforma oficial. De ellos, 69 ya fueron reconocidos por sus familias, 27 entregados dignamente y 33 permanecen en espera de identificación. La información puede consultarse en https://busquedainversa.unidadbusqueda.gov.co, donde cualquier ciudadano puede aportar información que ayude a más familias a encontrar a sus desaparecidos.

Cada entrega, cada nombre recuperado y cada cuerpo devuelto representan más que un proceso forense: son actos de verdad, justicia y humanidad que devuelven esperanza a quienes se niegan a olvidar.

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