La crisis de la vía al Llano sigue sin soluciones concretas pese a los recientes anuncios del Gobierno Nacional y a los encuentros de la bancada del Meta con las autoridades del sector transporte. Este lunes 22 de septiembre, el representante a la Cámara por el Meta, Gabriel Ernesto Parrado, informó sobre su reunión con la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, y el vicepresidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), Roberto Gamaliel.
Sin embargo, las conclusiones no arrojaron novedades frente a lo ya discutido en los Puestos de Mando Unificado (PMU). Según Parrado, el mensaje principal fue que “hay que seguir trabajando en buscar la mejor solución para habilitar la vía”, sin compromisos claros de inversión ni plazos definidos.El panorama genera preocupación entre los habitantes de los Llanos Orientales, pues la falta de avances deja en evidencia que los más de 200 puntos críticos de la carretera continúan sin intervención efectiva. Cada cierre por derrumbes o emergencias incomunica a la región por días, semanas o incluso meses, con consecuencias graves para la economía local, el transporte de carga y la movilidad de pasajeros.
El rifirrafe entre la gobernadora Rafaela Cortés Zambrano y la bancada del Meta en el Congreso también ha marcado este debate, pero hasta el momento no se refleja en gestiones que generen soluciones reales. Mientras tanto, crece el malestar ciudadano ante lo que muchos consideran una falta de presión política unificada frente al Gobierno Nacional.
El costo económico y social de los cierres en la vía al Llano
Los recurrentes cierres en la vía Bogotá–Villavicencio generan pérdidas millonarias para los sectores productivos de la región. De acuerdo con gremios transportadores, cada día de cierre representa más de $50.000 millones en pérdidas, principalmente por la parálisis del transporte de carga que abastece a la capital del país con productos agrícolas, carne, pescado y petróleo provenientes de los Llanos Orientales.
La situación también impacta directamente al turismo, uno de los motores económicos del Meta. Cada temporada de bloqueos o derrumbes afecta la llegada de visitantes a destinos como Caño Cristales, el Parque Nacional Natural Sierra de La Macarena o los atractivos naturales de Villavicencio, generando pérdidas para hoteles, restaurantes y operadores turísticos.
En lo social, la desconexión prolongada trae consigo un encarecimiento del costo de vida en Villavicencio y municipios cercanos, donde el precio de alimentos, combustibles y bienes básicos se incrementa por la dificultad de transporte. Asimismo, la movilidad de pacientes hacia centros médicos de alta complejidad en Bogotá se convierte en un drama para las familias, en especial para quienes requieren tratamientos urgentes.
Los expertos coinciden en que, mientras no se inviertan recursos para atender los más de 200 puntos críticos de la vía, cada temporada de lluvias seguirá generando emergencias. Además, alertan que los planes de paso alterno en el kilómetro 18 son apenas soluciones parciales que no resuelven el problema estructural de fondo.
La pregunta sigue abierta: ¿cuánto más deberán soportar los usuarios de la vía al Llano antes de que se tomen decisiones de fondo para garantizar la conectividad entre la Orinoquia y el resto del país?
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