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Maltrato y humillación: lo que vivieron soldados secuestrados en Guaviare

Los 33 militares liberados en el Guaviare tras haber estado en poder de una comunidad campesina presionada por grupos armados ilegales rompieron el silencio y revelaron la crudeza del cautiverio que enfrentaron. Sus testimonios describen un escenario de privaciones extremas, amenazas constantes y humillaciones deliberadas que marcaron su resistencia física y psicológica.

Los uniformados coincidieron en que la angustia comenzó desde el primer momento, con noches enteras bajo la intimidación de disparos y drones equipados con explosivos, lo que les impedía dormir y los mantenía en estado de alerta permanente.

Uno de los soldados relató la desesperación de no recibir alimento alguno durante los primeros días:

“Nunca obtuvimos una atención referente a alimentos con necesidades básicas. Ellos cocinaban todos los días, tenían sus necesidades cubiertas, y en ningún momento nos brindaron un alimento”.

El agua, un suplicio mayor

La situación fue aún más crítica con el acceso al agua. Según explicaron, el lugar donde permanecieron retenidos no contaba con fuentes hídricas, lo que los obligó a soportar hasta 48 horas sin beber. Solo al tercer día lograron recoger agua de lluvia en sus cantimploras, un alivio que también les fue arrebatado.

“Gracias a Dios, al tercer día llovió, y con esa lluvia pudimos solventarnos esos dos días sin agua, 48 horas”, dijo uno de los militares.

Sin embargo, esa esperanza se frustró cuando los captores, de manera intencional, ensuciaron el agua recolectada: orinaron sobre ella, arrojaron ganado para revolverla con el barro y así impedir que pudiera consumirse.

Hambre y humillación como método de control

Los testimonios confirman que la privación de alimentos y agua no fue un descuido, sino una estrategia diseñada para quebrar su resistencia. Paralelamente, los militares fueron sometidos a humillaciones, obligados a ver cómo sus captores cocinaban frente a ellos sin compartir un solo alimento.

El relato de los 33 uniformados evidencia las condiciones extremas que debieron enfrentar durante su retención en el Guaviare, un episodio que refleja las prácticas de presión física y psicológica usadas por los grupos armados en Colombia.

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