La relación entre Llaneros FC y la Alcaldía de Villavicencio atraviesa hoy su momento más tenso. Lo que durante meses fueron advertencias internas, terminó convirtiéndose en una crisis abierta que pone en riesgo la estabilidad administrativa, financiera y deportiva del club al cierre de la temporada.
Desde mitad de año, la dirigencia venía alertando que el pago de impuestos en la ciudad era insostenible para una institución del fútbol de ascenso. La solicitud fue clara: un alivio real que permitiera seguir operando sin comprometer el proyecto deportivo. Sin embargo, las soluciones nunca llegaron.El primer compromiso incumplido fue la reducción de impuestos. El alcalde prometió bajar la carga del 20 % al 10 %, pero el ajuste aprobado en el Concejo apenas la redujo al 15 % y bajo condiciones. Llaneros debía realizar actividades sociales con niños, financiarlas con recursos propios y luego presentar soportes detallados para intentar recuperar el 5 % restante. Incluso, desde la administración municipal se contactó a familias para verificar que las jornadas se hubieran realizado.
A mitad de año, el mandatario reiteró que antes de terminar 2025 el descuento prometido se haría efectivo. El año terminó y la rebaja nunca se concretó.
El segundo frente crítico es el patrocinio de Bavaria. El apoyo económico depende de las ventas de cerveza dentro del estadio, pero desde hace meses el club advirtió que no se estaban otorgando los permisos necesarios para comercializar el producto. Aunque el alcalde aseguró que el tema se solucionaría, la autorización nunca llegó, dejando en duda la continuidad del patrocinio.
A esto se suma la logística exigida por distintas secretarías municipales. Según la dirigencia, los costos se calculan como si el estadio estuviera lleno, cuando las asistencias reales no lo justifican. Además, todos los pagos deben hacerse por anticipado, una exigencia que el club considera desproporcionada y desconectada de la realidad económica del fútbol de ascenso.
Otro compromiso que quedó en palabras fue el apoyo semestral de 200 millones de pesos prometido desde el Imder. El dinero nunca se giró y, cuando Llaneros intentó gestionar el desembolso para el cierre del año, la respuesta fue que ya no era viable.
Desde el club reconocen que el trato con el alcalde ha sido cordial y respetuoso, pero advierten que las buenas intenciones no alcanzan cuando no hay decisiones concretas. La prioridad, insisten, es no comprometer la categoría ni aumentar un endeudamiento que ponga en riesgo la continuidad del proyecto.
Los escenarios que evalúa Llaneros FC
Ante la falta de certezas, el club ya analiza alternativas.
Jugar a puerta cerrada en Villavicencio.
La Gobernación del Meta ha cumplido con sus compromisos y mantiene disposición de apoyo. Si la Alcaldía no responde, Llaneros jugaría sin público en el estadio Bello Horizonte. Si hay cumplimiento por parte de la administración municipal, se abrirían las puertas. Los partidos catalogados como AAA se disputarían en Bogotá.
Trasladarse temporalmente a otra ciudad.
Si no hay respaldo logístico ni municipal ni departamental, el club contempla mudarse a otro estadio del país que garantice condiciones operativas reales. El regreso a Villavicencio solo se daría cuando Llaneros cuente con su propio escenario deportivo, un proceso que podría tardar entre nueve y diez meses.
La dirigencia asegura que este panorama era conocido desde mitad de año tanto por el entonces director de Idermeta, Fabián Torres, como por la Alcaldía, a través del actual secretario de Gobierno. “Nada de esto es nuevo”, recalcan.
En agosto, el club sostuvo una reunión directa con el alcalde para exponerle la situación completa y advertirle que el tiempo jugaba en contra. Para Llaneros, las soluciones nunca pasaron del discurso.
Con la llegada del nuevo director de Idermeta, el tema volvió a ponerse sobre la mesa y se acordó revisarlo el próximo 14 de diciembre. Mientras tanto, el club ya toma decisiones. “El amor por Llaneros existe (dice la dirigencia), pero el amor sin voluntad real no sostiene un proyecto”.

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