Mientras el sur del Meta sigue bajo el asedio de las disidencias de las Farc, el jefe de Estado apenas aparece para responder con vehemencia a las críticas, como lo hizo tras la entrevista concedida por el exgobernador y hoy precandidato presidencial Juan Guillermo Zuluaga Cardona a Caracol Radio. En ella, Zuluaga afirmó que “no hay comunicación con las regiones”, y acusó al presidente de gobernar de espaldas a los territorios.
La reacción del mandatario fue inmediata, aunque, como suele ocurrir, más enfocada en desviar la atención que en ofrecer soluciones. Petro volvió a mencionar el famoso proyecto del Tren de la Altillanura, que según él ya estaría en marcha. Sin embargo, la realidad es mucho menos épica: el proyecto sigue en la fase de “estudio de alternativas”, bajo la coordinación de la Unidad de Planeación de Infraestructura de Transporte (UPIT) y el Ejército Nacional.
Se habla de una línea férrea de 211 kilómetros entre Villavicencio y Puerto Gaitán, conectada con el río Meta. Pero los informes técnicos de 2024 y 2025 confirman que los estudios de prefactibilidad apenas avanzan al paso de una zorra arriera, mientras el Presidente anuncia avances que solo existen en sus discursos.
Como si fuera poco, Petro aprovechó para referirse a un supuesto “acuerdo subfluvial en todos los ríos de los Llanos”, algo que ni la Casa de Nariño puede respaldar documentalmente. De hecho, ni siquiera existe un convenio formal con Brasil, país que sí ejecuta proyectos de conectividad rural fluvial.
En su más reciente pronunciamiento, el mandatario aseguró que por esos ríos “ya pasa la fibra óptica” y que el Ministerio TIC “no ha sido capaz de ligarla a Leticia”. Afirmó incluso haber visto cómo la instalaron, lo cual podría ser cierto… si no fuera porque en varios tramos la fibra óptica brilla por su ausencia.
La realidad es que el presidente parece más interesado en jugar a la geografía con sus asesores internacionales que en mirar hacia el oriente colombiano. Y mientras él habla de “drenajes subfluviales” y “ríos que casi tocan Tumaco”, la región del Meta sigue esperando algo más que poesía presidencial.
Cada día queda más claro que Gustavo Petro está en modo campaña 2026. Sus prioridades parecen flotar río abajo junto con la credibilidad que se llevó la corriente. Lo triste es que, en su desconexión con la realidad nacional, el Presidente le da la razón (y los votos) a quienes siempre dudaron de su capacidad para gobernar.
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