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Se trata de respeto

Se trata de respeto

Por: Leonel Uriel Alzate Herrera

Comunicador Social- Periodista

No pensé que alguna vez me atrevería a escribir una columna como esta, y no porque no sea lo que pienso, sino por el contrario, porque estoy convencido que esto no solo lo pienso yo, sino miles y miles de hombres que, por miedo a caer en estereotipos, o a ser condenados por la verborrea visceral de algunos activistas, no se atreven si quiera a hablar del tema del feminismo, en especial, el mal feminismo; ese que todo lo sataniza, incluso los actos más nobles de la sociedad. 

Lo primero que diré es que resulta absurdo pensar que la sociedad nos impone el modelo o estilo de vida que vamos a llevar. Eso era hace 100 años, cuando aún la religión manejaba todo; desde la vida familiar hasta la política. Hoy las cosas han cambiado. En el mundo de hoy, salvo muy contadas excepciones, cada individuo de la sociedad se da el lujo de decidir qué modelo de vida quiere adoptar, y está en su derecho.

Una de las corrientes que más ha tomado fuerza en el mundo en los últimos años es el feminismo, un movimiento que, en honor a la verdad, ha logrado sacarnos de una era cuaternaria donde la mujer era tan insignificante para la sociedad, que ni siquiera tenía derecho a la educación. Los cambios logrados son grandes, pero se dieron tan rápido, que a algunas feministas el tema se les salió de las manos, y hoy la razón de ser del feminismo se está desdibujando. Entre otras cosas porque llegaron a invertir los valores, tanto, que han venido satanizado hasta el modelo de familia tradicional y ahora le llaman despectivamente 'patriarcado' y lo hacen ver como si fuera algo malo, dañino y hasta perverso, y no hay tal.

En el mundo de hoy, al menos en Colombia, ninguna mujer está obligada a casarse con el hombre que no quiere. Ninguna mujer está obligada a depender económicamente del esposo... Pero ojo, si esa mujer decide de común acuerdo con su pareja asumir esa dependencia, y formar una familia al modelo tradicional, ¿por qué juzgarla? ¿Por qué rasgarse las vestiduras y bajo la disculpa de querer ser parte de una 'sociedad avanzada', se empeñan en hacer ver al hombre como el malo de la historia?

Saquémonos de la cabeza ese cuento de que "todos los hombres somos malos", que todos maltratamos, que todos golpeamos o violamos a nuestras hijas... Claro que hay curas pedófilos, y no por eso todos los curas son pedófilos. Hay abogados ladrones, y no por eso todos los litigantes lo son. Así también no todos los hombres somos el monstruo que algunas feministas de estos tiempos dibujan. Ellas solo venden esa idea para ganar adeptas.

¿En serio les parece justo satanizar a un hombre que, tal como sus padres o abuelos, de común acuerdo con su pareja, decidió un día formar un hogar, criar unos hijos y trabajar con esmero para darles el sustento diario, la educación, y tantas otras cosas que demanda el sostenimiento integral de una familia? Al menos para mí, esta una de las mayores incoherencias del mal feminismo.

Ahora bien, si usted es mujer, y se preparó para para no depender económicamente de su marido, eso está bien. Es más, lo aplaudo. Lo mismo si usted decidió ser madre soltera, y sacar adelante a sus hijos, pues claro que está en su derecho. Pero dejemos de romantizarlo todo; eso no es ninguna heroica decisión, es solo una elección suya, y en ningún caso le da derecho a criar a sus hijas mujeres odiando a los hombres, y todo porque el hombre que usted había escogido no le funcionó. Eso no es feminismo, eso es estupidez, y perdonen lo duro de mis palabras; pero esa estupidez terminará por hacerle daño a sus hijas, que van a crecer con odios, temores infundados, y hasta repulsión al sexo masculino. 

Mujeres feministas, se los digo con profundo respeto; ustedes, como todas las mujeres, tienen derecho a ser libres, a amar a quien quieran, a escoger el modelo de familia que a bien tengan, así como tienen el derecho a tener o no tener hijos, porque si en algo estoy de acuerdo con las feministas, es en que cada mujer es única dueña de su cuerpo. Pero eso no les da para imponernos a todos los mortales el modelo de familia que ustedes quieren o consideran perfecto.

Hablemos a calzón quitado... Creo que todo tiene un límite, y ya es hora que las feministas dejen de tratarnos de machistas, misóginos, o retrógrados a quienes nos oponemos por ejemplo al aborto. Ah, ¿Qué no quieren hijos? fácil, ¡No se embaracen! y eso no quiere decir que no tengan derecho a tener una vida sexual plena. Solo háganlo con responsabilidad, y así no condenarán a la muerte a un niño que no pidió ser fecundado, y que así ustedes se empeñen en ignorarlo, es un ser que siente desde que está en el vientre de mamá.

Muchas dicen que, ah que es que el niño es producto de una violación. Claro que esa es, y tiene que ser, una excepción a la regla; yo eso no lo cuestiono. Pero los índices en esta materia muestran que solo el 3.8 % de los abortos que se practican al año en Colombia, (al menos los que se conocen) son de embarazos producto de una violación. El resto son embarazos que pudieron prevenirse, pero no se hizo porque, -y en esto sí debo reconocer que el Estado tiene una gran responsabilidad- aquí no hay verdaderas políticas de educación sexual.  

Las feministas no pueden sentirse agredidas ni oprimidas solo porque un hombre como yo se atreva a poner el dedo en la llaga. Lo que yo digo lo piensan muchos hombres y mujeres, pero la verdad es que pocos se atreven a hablar de esto porque, reitero; se corre el riesgo de que nos insulten con términos desobligantes como los que algunas de ustedes acostumbran.

Adoradas feministas, sepan que el verdadero misógino siente animadversión por la mujer, y al menos ese no es mi caso. De hecho, estoy felizmente casado con una mujer extraordinaria e inigualable. Tengo una madre, una hermana, unas sobrinas y hasta una nieta a las que amo, así que no tengo nada personal contra ustedes. Incluso, pienso que el feminismo en sí no es malo, al contrario; es una herramienta muy importante en la búsqueda de la igualdad de género. 

Esto no es una provocación a una corriente respetable como el feminismo, que ha logrado una transformación enorme en cuanto a los derechos de la mujer. Esto se trata es de respeto mutuo. Ya es hora que, en aras de esa igualdad que ustedes tanto pregonan, también comiencen a respetarnos a los hombres, en especial a quienes estamos orgullosos de ser hombres cabeza de familia, y que, sin sentirnos superiores a ustedes las mujeres, simplemente no pensamos igual. 

En honor a la verdad, los hombres también tenemos derecho al libre pensamiento, y aunque reitero, pocos se atreven a decirlo, estamos cansados de tanta agresividad verbal, de tantas acusaciones sin sentido, de las cuales casi que a diario somos víctimas por parte de algunas personas o colectivos que se creen de pensamiento moderno, pero en la práctica, y hablando a calzón quitado, se volvieron inmamables, agresivas, intolerantes y viscerales. No son todas, por supuesto.

Feliz semana.


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